Tendencias en el mercado mundial
El punto de partida de este proyecto es el cambio de paradigma que sufre en el mundo el consumo del vino.
Existen 100 mil marcas globales, lo que significa un mercado saturado en todas las góndolas del mundo, en las cadenas, en las vinotecas, en los restaurantes, en los wine-bar y fundamentalmente en la mente del consumidor. Es decir, en el mundo de la imagen del vino.
El vino siempre estuvo dirigido y segmentado a un mercado masivo y un mercado premium –nivel aspiracional. Pero el cambio fundamental se da –entre ayer y hoy- en un tema conceptual.
Antes, la imagen del vino era la del vino francés, el vino de los productores del Viejo Mundo, en una botella clásica, con grabados, con etiquetas sábana, con escudos heráldicos, con referencias al viñedo, al châteaux, absolutamente masculina, cargada de información y pensando en un producto basado en características.
Hoy, el vino en el mercado ha empezado a contemplar el consumidor joven y unisex, cool, no conocedor, que consume también en bares, con amigos. Y, aún en el mercado premium el conocedor se convierte en experimentador. Cada vez más, se transforma en una aventura probar nuevos vinos.
Este nuevo paradigma está reflejado en los cambios de los ’90, con el surgimiento de los productores del Nuevo Mundo, que empezó con el vino californiano, después el australiano, el sudafricano y hoy también está impactando en los productores del Viejo Mundo. No es un fenómeno que se perciba solamente en los nuevos productores mundiales, el Viejo Mundo también se ha despertado a estos cambios respecto a la imagen.
La tendencia hoy – aún en productores del Viejo Mundo- es empezar a emocionar al consumidor y “sacudirlo un poco de ese aburrimiento”. Se observa en marcas muy tradicionales que empiezan a renovarse, a repensarse y empiezan a soltarse, a desestructurarse.
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